Pintor, artista, vanguardista, con una creatividad decorativa indiscutible…Alfons Mucha fue una de las figuras más representativas del denominado Art Nouveau.
Su nombre está estrechamente ligado a la evolución de este movimiento artístico internacional.
A finales del siglo XIX y, sobre todo, a partir de su relación con la actriz Sarah Bernhardt, los carteles teatrales, publicitarios y decorativos de este polifacético artista alcanzaron una fama más que merecida. Alfons Mucha fue el creador de un peculiar estilo que estableció una eficaz iconografía vinculada a la modernidad publicitaria, pero también ideó joyas, muebles y otros diseños de especial eco e influencia.
Un mito relacionado con el diseño teatral
Nacido en Moravia, Mucha trabajó en diferentes empleos relacionados con la pintura decorativa, especialmente en aquellos relacionados con el mundo del teatro. En 1879 se trasladó a Viena para trabajar con una de las compañías líderes en el diseño teatral hasta que, en 1881, un incendio destruyó la empresa. Fue entonces cuando decidió regresar a Moravia y dedicarse a la pintura decorativa y el retrato.
En 1887 cambió la Republica Checa por Francia, dirigiéndose a París donde prosiguió con sus estudios artísticos. Gracias a la oportunidad de crear un cartel publicitario para una obra protagonizada por la propia Sarah, la actriz más famosa de la ciudad por aquel entonces, Alfons se convirtió en una sensación de la noche a la mañana. Tan satisfecha quedó la actriz con el trabajo de Alfons Mucha que firmaron un contrato de colaboración por seis años.
Éxito, Guerras y Enfermedad
El arte de Mucha se extendió en pinturas, cartelería, publicidad, joyas, alfombras, papel pintado… creando un estilo propio llamado Mucha que poco tiempo después derivaría en el actual Art Nouveau. En su arte destacan mujeres jóvenes, hermosas y llenas de vida, frecuentemente rodeadas de flores, que recuerdan a obras del arte neoclásico. A diferencia de sus contemporáneos, Alfons utilizaba colores pasteles pálidos con la finalidad de comunicar un mensaje más espiritual que físico.
La creciente ola de fascismo de la década de los años 30 provocó que muchos de los trabajos de Mucha fuesen denunciados como reaccionarios por parte de la prensa. Alfons no tardó en convertirse en una de las primeras personas en ser arrestadas por la Gestapo. Fue este encarcelamiento el que provocó una neumonía de la que nunca llegó a curar, muriendo en Praga el 14 de julio de 1939, a causa de una infección pulmonar.
En el momento de su muerte, el estilo de Mucha estaba considerado obsoleto, pero gracias a la labor de su hijo, Jiří Mucha, que dedicó gran parte de su vida a escribir sobre su padre y reivindicar su figura dentro de la escena artística, el nombre de Alfons Mucha ocupa, hoy en día, uno de los pilares más altos del arte contemporáneo.